viernes, 4 de noviembre de 2016

1 El Cairo - centro

Día 2 de noviembre de 2016:  En El Cairo.

La llegada al aeropuerto me recordó a la de Lima: Primer día, primer inconveniente. Había contratado un taxi tipo Van para que entrara bien la caja con la bicicleta, cuya longitud es de 1,40 metros. Pues igual, el auto era pequeño y en el aparcamiento tuvimos que improvisar desembalando y metiéndola por piezas en el asiento de atrás. Fue esta la primera ocasión para poner en práctica la filosofía y la paciencia de todo buen viajero. Lo compensó en parte el buen hacer del taxista, Hafez, buen tipo y además controlando algunas palabritas de español que aprendió en el Instituto Cervantes de aquí.

Día 3 de noviembre. Junto a dos norteamericanos contraté una visita al museo de Memphis donde como pieza estrella está el coloso de Ramsés II, y en Saqqara el emplazamiento de la necrópolis principal, cuya referencia mayor es la pirámide escalonada.

Haber seguido el curso del rio Nilo en coche durante 20 kilómetros te transporta a una triste realidad. Sí, a las puertas de la capital, el río tiene tanta suciedad, tanta contaminación que no acababa de creerme que un hombre estuviese intentando pescar con una pequeña caña mientras delante de el, en la orilla, cientos o miles de bolsas de plástico y otros solidos se amontonaban de forma dantesca. Por favor, que alguien ponga remedio. Esto es una tierra milenaria, es un río mítico, es Egipto, es uno de los grandes paradigmas de la historia de la Humanidad. Francamente, da mucha pena semejante visión.

Día 4 de noviembre. Acabo el día cansadísimo después de pasar muchas horas en El Cairo, pateando sus calles, cruzándola en taxi y visitando el Museo Egipcio y la Mezquita de Muhammad Alí.

En el museo es impresionante la cantidad de objetos que ver, al punto que una sola visita es insuficiente a todas luces. Yo destaco sobremanera todo lo relacionado con Tutankamón pero especialmente la máscara funeraria, realizada con una exquisitez única que vista a sesenta centímetros te deja con la boca abierta. Y no menos hermosas son las joyas aparecidas dentro de la tumba, que sugieren una calidad artesanal inmejorable y una paciencia infinita de sus artesanos.

La Mezquita de Muhammad Alí mereció mucho la pena. Situada e lo mas alto de la Ciudadela de El Cairo ofrece unas vista muy buena sobre esta enorme ciudad; lástima que la polución que la envuelve rompa con casi todo el encanto. Pero el exterior de la mezquita, y especialmente el interior compensó con creces la visita. Además, era viernes, festivo por tanto, y rebosaba de gente egipcia disfrutando de un día en familia.

Aún me dio el día para instalar-montar la bicicleta. Desde mi llegada estaba olvidada en un espacio del hotel hecha un lío de piezas sueltas y me dolía verla allí sin hacerle caso. No en vano va a ser mi compañera durante muchos días.

Día 5 de Noviembre. Hoy tocó la visita a las Pirámides así que no meteré mi rollo habitual porque sobre esto se sabe casi todo. Lo importante es, como siempre, contemplar semejante bellezón in situ y poder emocionarse. Yo me emocioné, lo confieso. He sacado fotografías para aburrir desde todos los ángulos posibles y que aportan un punto de vista distinto al de las imágenes que acostumbramos a ver en distintos medios.

No seré justo si acabo esta entrada sin mencionar a Elke, belga ella y a Steeve, francés el,  cuya coincidencia en el mismo hotel fue clave para conocerlos y poder disfrutar en compañía de esta visita a El Cairo y a las Pirámides. Yo, que soy un negado para los idiomas, compartir espacios y tiempo con estos dos políglotas fue un lujo inesperado. Les doy las gracias por su amabilidad.


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Pirámides
Memphis & Saqqara
El Cairo



PARA CICLISTAS:

La compañía EgypAir permite facturar dos maletas de 23 kilos cada una por cliente. Puedes sustituir una de ellas por la bicicleta, siempre que no supere el peso de 23 kilos.